lunes, 29 de enero de 2024

Más seguro, con los números.


Se siente más seguro con los números. Con cualquier otra cosa dice no poder. No lo acepta fácilmente, pero a la larga eso es lo que dice. No va hacia las cosas, en resumen. No permite, incluso, que se acerquen hasta él. Con los números en cambio ni siquiera duda. Y es que no están fuera suyo, según dice. O más bien, no son distintos fuera que dentro de él. Eso intenta explicar, al menos, como caminando a tropezones. Yo lo escucho e intento ordenar sus impresiones... ¿Qué es lo que entiendo? Que todo lo demás cambia de naturaleza cuando está dentro de él. Cuando lo piensa, digamos. Cuando lo piensa ya es otro, digamos. El árbol de su mente, por ejemplo, es distinto al árbol externo que quiso pensar. Y eso lo inquieta, por supuesto. Lo angustia, incluso. No ocurre así, sin embargo, con los números. Eso me explica, cuando hablamos. No muy bien, es cierto, pero al menos lo intenta explicar. Las palabras también son sucias, me dice, como si quisiera excusarse. Los números en cambio son impolutos. Son nobles, aunque no quieran. Son como niños que juegan en el barro, pero que no se pueden ensuciar. Eso traduzco, de lo que dice. Eso entiendo. Y porque creo comprenderlo lo observo en silencio cuando termina de hablar.

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