sábado, 13 de enero de 2024

Cómo es lo que ocurre.


Lo que ocurre es como la escena final de una película. El final de una película que nadie ha visto. Es decir, es como debiese ser el final de una película. Una película que, al menos, vería yo.

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Cuatro de la mañana, no sé. No me interesa contarlo en detalle. Lo que puedo decir es que tengo un pequeño mapa donde descubro que en ese sector del resort hay un restaurant con comida las 24 horas.

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El restaurant está en la playa. En la orilla. No hay nadie en el lugar. A pesar de ser un resort y de estar lleno de gente en vacaciones, la mayoría de los huéspedes son de tipo familiar. O, en otras palabras: gente que respeta los horarios. Los horarios convencionales, claro está.

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En el restaurant, por cierto, solo hay comida rápida. Esto, a diferencia de los otros 12 restaurants que hay en el resort. Es decir, tienen hamburguesas, papas fritas, aros de cebolla, ese tipo de cosas.

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Cuando llego el restaurant está vacío. Dos personas atienden. Es como un local genérico de comida rápida solo que más grande y lleva un nombre especial. Y además está a orillas de la playa.

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Apenas llego, observo que las bandejas están llenas de papas fritas recién hechas. Poco después, observo cómo renuevan las papas. Una y otra vez lo hacen y en grandes cantidades. Siguen haciéndolo todo el tiempo a pesar que no haya nadie. Sé esto porque se los pregunto. Ellos dicen que sí. Que es normativa de la empresa. No importa si hay o no clientes. Igualmente hay un mínimo de papas que deben freír cada cierto rato. Cierta cantidad de hamburguesas, también. Todas deben estar perfectas. Recién hechas. Incluso el pan para las hamburguesas sale directo del horno, cada cierto rato, aunque en menor medida.

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No me dicen todo esto de golpe, por supuesto, pero extraigo la información poco a poco. Son amables, pero no tienen permiso de hablar con los clientes. Solo saludos y tomar órdenes, me dicen. También tienen prohibido aceptar propinas.

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En el restaurant, mientras como, me siento mirando las bandejas de papas fritas y dándole la espalda al mar. Incluso cuando termino de comer mantengo la misma posición. Observo así las pequeñas oleadas de papas fritas que entran y salen, de la cocina a las bandejas. No sé por qué, pero es un tipo de oleaje que me parece triste. No es un ocaso, ciertamente, pero de igual forma me parece triste. O algo así, cercano… con matices de tristeza.

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Es como el final de una película, como les decía en un inicio. Como debiese ser el final de una película. Un final en el cual el protagonista comienza ya a desvanecerse pues ha perdido demasiada sangre. Las papas fritas renovándose sobre las bandejas una y otra vez. Justo antes del amanecer al que de todas formas se le da la espalda.

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