jueves, 28 de julio de 2022

Un pequeño margen de incertidumbre.


Un pequeño margen de incertidumbre.

Un pequeño espacio.

Pareciera que no, pero de eso hablo.

Un margen pequeño, como entre los bloques de cemento que se utilizaban antaño.

Porque ahora ya ni eso… no sé si se han fijado.

Acá mismo, donde vivo, por ejemplo, cambiaron las aceras que tenían de esos bloques.

Esos antiguos bloques.

Dañados, partidos, pero con esos pequeños márgenes entre unos y otros.

Al menos tenían, me refiero, aquellos márgenes.

Los rompieron y sacaron rápidamente, entre una ida y un regreso al trabajo.

Un día antes que lloviese, por cierto, así que todo se volvió un barrial.

La calle entera, digamos.

Fue entonces que, bajo la lluvia y con los pies en el barro, salí a buscar algún trozo de esos bloques.

Entonces no era consciente, pero tal vez lo que buscaba era un margen.

Busqué en vano, por supuesto.

No encontré trozo alguno y era extraño.

Después de todo, apenas habían pasado unas horas y no había quedado huella alguna del asfalto retirado.

Volví a entrar a casa.

Empapado.

Me consolé pensado que de todas formas no sabía para qué tener ese trozo.

Ni lugar donde ponerlo, por cierto.

Luego de la lluvia, volvieron los trabajos y pasaron dos días emparejando todo.

Luego, también en una tarde, pusieron una mezcla de cemento en toda la acera.

Una mezcla única, sin márgenes.

Esto quedó mal, me dije al verlo.

Está mal, pero no saben.

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