martes, 19 de julio de 2022

El resumen de todo fueron dos pastillas.


-El resumen de todo fueron dos pastillas -me dijo-. Y parto del resumen porque no me interesa contar la historia, los síntomas, el diagnóstico y todo aquello que ocurría en esa época. Además, de cierta forma, lo he ido olvidando. Así, lo que quedó de todo eso, en mi memoria al menos, fueron estas dos pastillas. O cápsulas, más bien. De colores distintos cada una, igual que en matrix, solo que en mi caso no podía elegir, pues me debía tomar las dos. Una no servía sin la otra, me advirtieron. Y podía terminar mal si olvidaba aquello.

-¿Regulaban el efecto entre ambas? -pregunté.

-Supongo que sí -continuó-. Supongo que cada pastilla tenía un efecto contrario… Después de todo, así es como manejan el ánimo… desequilibran hacia un lado y luego hacia el otro para finalmente encontrar un equilibrio. Suena raro cuando lo dices, pero debe funcionar así... O al menos a mí me funciona…

-¿Todavía las tomas? -interrumpí.

-Sí -contestó-. Todavía y sin falta. Voy cada tres meses al doctor para que me dé la orden y comprar otras cajas. Apenas ha habido cambios. Creo que una varió la presentación nada más, pero en el fondo son lo mismo. Son mis ascensores: una me sube y la otra me baja, pero al final siempre me dejan en mi piso…

-¿Y estás seguro que es tu piso?

-Es en el que me bajo hace ya bastante tiempo -señaló, riendo-. Así que, si no lo era, ahora es mío.

-¿Expropiado, entonces? -pregunté.

-Expropiado -me dijo.

Pero no entendió.

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