martes, 30 de marzo de 2021

Sabes que no miento.


Yo creo que el tiempo me hizo pico, me dijo. No el trabajo, no el amor, no el fracaso constante ante lo que intentas. Fue el tiempo el que hizo todo esto. El más sencillo de todos los males, pero el que no podías evitar. Fue el tiempo el que no cesó de dañar. El que no dejó de clavar suavemente su aguja una y otra vez a cada instante. Fue el tiempo que me derrotó por cansancio, en definitiva. Ojalá me entiendas. Ojalá pueda decirlo de buena forma y explicarlo bien. Y ojalá, por cierto, pueda servirle a alguien. Créeme… si pudiese me pararía sobre una columna y gritaría a quién quisiera escuchar: No es la muerte. No es la pérdida. No es la ausencia de Dios... Fue el tiempo el que me hizo pico. No fue el cigarro, ni el alcohol, ni la ausencia de metas. Es el tiempo, pero se hace el hueón. No la vejez. No la pérdida de fuerza, a todo esto. No interpretes mal. No seas como los otros que escuchan hablar de tiempo y piensan que me quejo por las canas, o por las arrugas. De hecho, si te fijas bien ni siquiera me quejo. Solo comento quién fue el que me hizo pico. Y lo digo para ti, o para los demás… para mí el daño ya está hecho. Lo asumo y no me quejo. Tú sabes cómo soy, concluyó. Tú sabes que no miento.

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