viernes, 19 de marzo de 2021

Dinosaurios pequeños.


Hay un libro que me gusta de Wingarden. O sea… hay varios libros que me gustan de él, pero hay uno por el que siento un especial afecto. Está publicado en una colección menor, de la UNAM, y trata principalmente sobre los dinosaurios pequeños. No sé muy bien a qué apunta, pues por momentos parece simplemente un texto divulgativo, que nos enseña sobre una serie de dinosaurios de pequeño tamaño y que, tal vez por esta misma característica, han pasado al olvido sin que nadie los recuerde. Si bien esto ya hubiese bastado para sentir cierto afecto por ese libro -el esfuerzo por dejar en la memoria aquello que por su aparente pequeñez olvidamos, es sin duda algo necesario-, lo cierto es que hay pasajes que parecen llevarnos más allá, impulsándonos a nombrar aquello que ya no existe -o que creemos no existe-, justamente con el objetivo de fijarlo en algún sitio. De darle nombre a una forma de vida extinta, y llevarla prendida de esta forma, junto a nosotros. Nombres extraños, por cierto, que no acostumbramos memorizar, pero que de cierta forma ese libro me ha impulsado a hacerlo y asociarlo con una serie de emociones que también, en ocasiones, creemos perdidas: Compsognathus, Hypsilophodon, Micropachycephalosaurus, Mussaurus… Memorizarlos, y nombrarlos, aunque estén ausentes, es mi forma de colaborar para que sigan vivos. Para que todos, de cierta forma, sigamos vivos.

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