domingo, 28 de marzo de 2021

Mirar hacia otro lado.


Preferiste mirar hacia otro lado.

Lo entiendo.

Yo era una estatua en la que ya no había qué mirar.

Tú, en tanto, te llevaste contigo la imagen equivocada.

No te culpo.

Fui yo el que nunca mostró la imagen correcta.

El que se congeló.

El que se quedó quieto.

Poco hay que pueda agregar.

Por eso preferiste mirar hacia otro lado.

Ya ves que lo entiendo.

Que no te culpo.

Solo digo que las cosas no funcionan así.

Que tampoco funcionan así.

Puedes intentarlo.

Por necesidad, puedes intentarlo.

Pero el corazón no se voltea tan rápido como la vista.

Y el dolor cuando es puro termina agrietando la rabia.

Yo lo sé.

Yo puedo asegurarlo.

En mi interior conviven los gritos y las piedras.

La necesidad de afecto.

Y hasta el miedo de perder lo que no quiero sujetar.

Por eso preferiste mirar hacia otro lado.

Por eso y por un gran número de otras razones que ya ni vienen al caso.

Fundadas razones.

Aún así, en mi quietud nunca hubo distancia.

Fui un punto fijo, más bien, que no supe moverme.

Me llenaste de sensaciones que no eran mías.

Ignoraste todo aquello que incomodaba tus razones.

Y mentiste por ambos.

La verdad estaba aquí.

Quieta como un muerto, pero viva.

Preferiste mirar hacia otro lado.

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