martes, 23 de marzo de 2021

No de cero.


*
No de cero.

De cualquier punto menos de cero.

Cero no es un punto.

Cero es nada.


*
No de cero, decía.

Yo simulo ser cero.

Pero cero es nada.

Ni siquiera algo vacío pues ya sería continente.

Cero en cambio es ausencia de todo.

No un sitio intermedio entre algo y la carencia de ese algo.

Es la indiferencia entre el algo y lo perdido.

La no referencia.

El dios mudo.


*
No de cero.

No desde cero.

Nunca volvemos a cero.

Nos engañaron simplemente para que jugáramos a comenzar.

O a recomenzar, incluso.

Nunca fuimos cero.

No hicieron creer que éramos hijo de la nada.

Que los huesos eran polvo.

Que la muerte era el fin.

Que las palabras, se las llevaba el viento.

Nada de eso es cierto.

Ocurrió que nos engañaron.

Ocurrió que nos dejamos engañar.

Ocurrió que nos engañamos a nosotros mismos.


*
No de cero.

Nunca más de cero.

Y es que arrastramos cosas.

Cargamos al menos, con aquello que somos.

Intentamos dejarlo a un lado, pero se sube a tu espalda de igual forma.

A veces ni siquiera sobre tu espalda y los cargas dentro.

Dentro tuyo, me refiero, como si fuesen hijos muertos.

No de cero.

Ahogas todo para que no sobresalga, pero nunca es de cero.

No desde cero.

Ella confunde el cero con la rabia.

Ese grito que escuchamos siempre ha de sentirse, aunque en otro sitio.

Cero es nada, le dije.

Ella no dio signos de entender.

Cero es nada.

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