martes, 1 de diciembre de 2020

Saltó del auto en marcha.



Saltó del auto en marcha, como en las películas. O más bien intentó hacerlo. En vez de rodar por una pendiente que había observado a un costado de la carretera, su cuerpo se mantuvo siempre sobre el asfalto, dando saltos y golpeándose una y otra vez hasta que la cabeza se estrelló fuertemente contra una baranda de metal y perdió la consciencia. 

Poco más de una hora después lo recogían del lugar con extremas precauciones. El cuerpo tenía varias fracturas y daños e incluso hubo un momento en que les costó encontrar signos vitales. Un paramédico registró las fracturas expuestas e incluso intentó reubicar algunas, cuando ya estuvo protegido de la vista de los otros, al interior de la ambulancia. 

El resto lo dejarían para el hospital, aunque lo ideal era ayudarlo a recuperar poco a poco la consciencia para dimensionar realmente el daño causado. 

Como a unos metros del cuerpo habían encontrado una billetera con algunas identificaciones, la policía llenó el registro oficial e intentó después, infructuosamente, contactarse con algún familiar o conocido. 

En el Hospital, descubrieron que todo era peor de lo que temían, severo daño cervical y varias hemorragias internas derivaron en un coma inducido y en una serie de operaciones de urgencia que finalmente no lograron su cometido, y el paciente fue declarado muerto a las 16 horas de haber sido ingresado. 

Ya para ese entonces había aparecido en algunos noticieros la imagen captada por cámaras de seguridad del hombre lanzándose del auto en marcha, como en las películas, aunque todo se veía borroso, y no podía diferenciarse bien la forma del hombre, mientras se golpeaba en el piso, y terminaba estrellándose con una baranda. 

Lo cierto es que parecía un saco. Ni siquiera un muñeco. Y varios pensaron que eran imágenes falsas. 

Cuando se supo de la muerte, los noticiarios retiraron las imágenes, para evitar demandas u otras complicaciones, y se limitaron a informar sobre el deceso diciendo que todo era materia de investigación. 

El hombre fallecido, en tanto, no trabajaba hacía casi dos años, no tenía familiares y su cuerpo permanece todavía, hasta donde sé, en el Instituto Médico Legal. 

En su último trabajo solo comentaron que era un hombre reservado, que no entabló una amistad profunda con nadie, aunque mantuvo siempre relaciones cordiales con el resto de los trabajadores.

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