sábado, 19 de diciembre de 2020

Piense usted...


I. 

Piense usted que A es un robot. 

Un robot avanzado, de suma inteligencia, por supuesto. 

Un robot que de cierta forma puede proyectar todo aquello que va a suceder, calculando entre numerosas y distintas posibilidades. 

Y claro, como A le pertenece, el robot le aconseja a usted algunas cosas. 

No me refiero aquí a apuestas o cosas de ese estilo. 

Sino a apreciaciones útiles para que usted planifique su quehacer diario. 

Escribiría aquí algún ejemplo, pero creo que la primera idea ya se entendió y no quiero abusar. 

Con eso basta. 


II. 

Entonces un día (uno cualquiera dentro de la rutina diaria), usted escucha una frase del robot, quien se encuentra a un costado suyo, como ahorrando energía. 

A dice: 

El mundo tendrá los colores de una fotografía antigua, justo antes de desaparecer. 

Luego de eso, no agrega nada más. 

Yo, en tanto, anoto la frase en un papel. 

Luego espero. 


III. 

Por lo general, A piensa por usted, si así lo requiere, o si no se encuentra en condiciones. 

Sin embargo, me apena A, pues no sabe pensar para sí mismo. 

Un día intenté enseñarle y hasta busqué programación para configurar aquello. 

Moví desde el primer verso hasta el último y nada conseguí. 

Y claro… debo reconocer que al final dejé todo igual, o casi. 

Si alguien minucioso quiere encontrar algo, tal vez lo hará. 

La clave, para configurar a A, es la palabra “espejo”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales