domingo, 20 de diciembre de 2020

Lo primero que dijo.


I. 

Lo primero que dijo fue que no estaba borracho. Prácticamente lo gritó apenas entró en la habitación, de madrugada, supongo que para evitar que alguien pudiese acusarlo de aquello al verlo entrar tambaleante, apoyándose en la pared y articulando con dificultad sus palabras. 

Estaba borracho, por supuesto, pero no me interesa aquí hablar de su estado, sino de sus palabras. Y sus palabras fueron esas: “No estoy borracho”. 

Esto debiese bastar para un primer acercamiento. 


II. 

Luego de decir que no estaba borracho intentó mostrarse firme. Sacó unas cosas de su bolsillo y las dejo sobre la cómoda. Lo hizo en silencio, pero algo parecía indicar que deseaba agregar algo más. Luego se sentó sobre la cama, en un costado, para sacarse los zapatos. 

Como no podía hacerlo bien fingió que en realidad no quería eso, y se sentó simplemente, sobre la cama, intentando mantenerse derecho. 

Ya dije que no estoy borracho, repitió, pero un tono más bajo y sin que nadie le dijera palabra alguna. 

De todas formas, no había nadie más en la habitación, como para agregar algún comentario o debatir su postura. 

Esto debiese bastar para fijar, en primera instancia, el contexto. 


III. 

La habitación, por cierto, era su habitación y la cama estaba vacía. 

O más bien, estaba a solas con él mismo, sentado en un costado de la cama. 

Cuando volvía borracho olvidaba por momentos que era así y trataba de negar todo aquello que era evidente. 

“No estoy borracho”, es un ejemplo de esto (*). 

Esto debiese bastar para fijar, en principio, una primera conclusión o explicación de los hechos. 

Ya con esto, tal vez, uno podría comenzar a desarrollar la historia.


* “No estoy solo”, es otra frase que pudo haber dicho, siguiendo esa línea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales