lunes, 30 de noviembre de 2020

Interpretaciones.


Dejaron de fijarse en el hecho y se centraron en la ley. O en la observación de la ley, más bien. Su abogado le dijo que esa era la mejor estrategia y él lo aceptó sin entender muy bien a qué se refería. Todo podía resolverse si la ley se interpretaba de la forma adecuada, le dijo su abogado. Él entonces aceptó los hechos. En general, sin detalles, los aceptó. Luego los abogados se reunieron en una sala anexa, que estaba a un costado, donde él no podía verlos. Largo rato, dialogaron. Al parecer su abogado intentaba convencer al otro de que la ley resultaba ambigua… que podía interpretarse de distinta forma y que era mejor llegar a un acuerdo menor o el juicio probablemente se alargaría y la jueza podía incluso desestimar todo si aceptada la interpretación adecuada. Rato después volvieron los abogados. Al parecer no habían llegado a acuerdo. La jueza se mostró molesta cuando escuchó la palabra interpretación salir del abogado defensor. Le dijo que explicara brevemente sus argumentos, pues ella no veía ambigüedad en el escrito. El abogado entonces se refirió a algunos artículos menores, y mencionó algunas observaciones tanto de la ley, como del uso de la ley. La jueza seguía molesta, o incómoda, más bien, pues no lograba desestimar del todo las palabras del abogado. Finalmente, le dijo que podía aceptar su argumento, pero que el juicio debía aplazarse si elegían seguir esa vía. Por lo mismo, le habló directamente al acusado. Explicándole las complicaciones que tendría un juicio que quisiera avanzar por ese camino. De hecho, no se trata, propiamente, de un camino, dijo la jueza. El acusado no entendió a qué se refería, pero contestó que sí cuando ella se lo preguntó. Luego dijo que sí dos o tres veces más sin fijarse en los reclamos de su propio abogado, que le recomendaba mantenerse en silencio. Fue entonces que la jueza, sin dejar de hablar con el acusado, le dijo que todo estaba decidido y que era mejor resolver de inmediato. Sin interpretaciones, le dijo. Basándonos en los hechos. Él asintió y entonces la jueza llamó a los abogados y mientras hablaba con ellos comenzó a temblar. Todos en la sala miraban sobresaltados, en distintas direcciones. Como por acto reflejo se refugió en la silla en que estaba sentado e intentó aferrarse a ella con las piernas, como si disimulara sus emociones, ante los demás. No habría sabido decir, si le preguntaban, cuáles eran sus emociones.

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