domingo, 1 de noviembre de 2020

Siempre es más fácil de esa forma.


“La felicidad no es aquello con que soñamos, 
(…) la felicidad es algo que jamás hemos querido” 
E. S. 


En la lavadora encuentro restos de cosas. 

Siempre me pasa. 

Trozos molidos que tal vez fueron papel. 

Y alguna que otra vez algo que mancha mis ropas. 

Es extraño. 

Mientras retiro los restos de las prendas no pienso en nada. 

Casi nunca pienso en nada. 

Lo lógico sería que pensara en qué era aquello que se molió. 

O idear algo que me recuerde revisar los bolsillos, para una próxima vez. 

Eso no pasa, por supuesto. 

Retiro esos restos, simplemente, como parte de un rito necesario. 

Me siento bajo el sol, y los retiro. 

Sin apuro, me dedico a eso, tratando de hacer bien mi labor. 

A veces, encuentro un resto más grande, con algo escrito, pero no indago en él. 

Y es que nunca extraño nada, luego que esto ocurre. 

Por lo que asumo que lo que se molió no debe haber tenido, en el fondo, mayor importancia. 

Luego de limpiar las ropas las cuelgo en un cordel. 

Y entonces voy a la lavadora a recoger los últimos restos. 

Tal vez sean estas las únicas acciones que hago en la semana, sin apresurarme en lo absoluto. 

Todo lo demás se agolpa ante mí y me obliga a pensar, a sentir, y desgasta un poco lo que soy. 

Supongo que por eso prefiero, finalmente, lo que ocurre con mis ropas. 

Mis ropas que no son yo, por supuesto. 

Siempre es más fácil de esa forma.

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