-Ella tenía talento para el agua –me dijo-. No es
que nadara muy bien o algo así, sino más bien para el clima.
-¿Tenía talento para el clima?
-Sí, o sea, es raro de explicar, pero ella podía
saber exactamente en qué lugares estaba lloviendo…
-No te entiendo.
-Pues imagínate que ella está acá, ahora… entonces
uno le dice una ciudad, por ejemplo… Connecticut… y ella decía si estaba
lloviendo o no, en ese lugar.
-¿Podía adivinar el clima de Connecticut?
-No po, hueón… O sea, podía saber si estaba
lloviendo o no en cualquier lugar del mundo… Cerraba los ojos un rato,
respiraba hondo… Luego decía si estaba lloviendo o no, o si caían pequeñas
gotas…
-Pero ¿pudiste comprobar que era así?
-Sí po, si hasta una vez salió en un programa de la
tele y comprobaban en vivo… Esa vez le preguntaron ciudades al azar de todos
los continentes y no falló ninguna…
-Pero eso es imposible, o sea…
-Sí, objetivamente imposible –me interrumpió-, pero
yo lo vi y lo vio todo Chile, en televisión… Además para mí era común y hasta
me tranquilizaba, de cierta forma.
-¿De qué forma?
-No sé bien… pero imagínate que estás acostado, en
silencio, con ella… entonces no sé… buscabas un nombre… una ciudad o un pueblo…
uno cuyo sonido fuese bello, tal vez, pero careciese de significado… Entonces
ella cerraba los ojos y parecía buscar… viajar hasta de allá de alguna forma y
extender la mano… luego si estaba lloviendo simplemente te lo decía… Está empezando a llover, pero no hace frío…,
por ejemplo.
-¿Pero hizo algo con eso…? –pregunté-. Me refiero a
si lo utilizó para algún trabajo o estudio o algo así…
-No. Un par de programas de talento, unas
invitaciones pagadas de una iglesia evangélica…nada más. Luego perdió la
gracia. Solamente yo seguía preguntándole, casi siempre de noche, cuando
estábamos en la cama.
-¿Viviste con ella mucho tiempo?
-Cuatro años. No sé si es mucho –resumió-. Fue un
tiempo agradable.
-¿Y qué pasó?
-¿Con ella?
Yo asentí.
-Nunca lo supe muy bien –me contó-. Supongo que en el
fondo vagaba siempre lejos, buscando lluvia… yo no podía seguirá a esos lados.
-Pero tú preguntabas, al menos…
-Sí, preguntaba, pero no es lo mismo. Era como
hablar con alguien que partía en tren, cono en las películas viejas… alejándote,
me refiero, aunque siempre con una buena sensación.
-¿Y no se han vuelto a ver?
-No, nunca… O sea, cuando llueve pienso en ella y
es un poco como si la viera…
-¿Cómo…?
-Me refiero a que camino un poco, me dejo mojar y entonces
cierro los ojos y siento que viajo hacia ella así como ella viajaba hacia esos
lugares que uno le preguntaba…
-…
-Por suerte siempre he tenido la sensación de que
está bien… -concluyó-. Y me alegro por
eso.
Linda historia
ResponderEliminar=)