domingo, 5 de octubre de 2014

Talento para el agua.



-Ella tenía talento para el agua –me dijo-. No es que nadara muy bien o algo así, sino más bien para el clima.

-¿Tenía talento para el clima?

-Sí, o sea, es raro de explicar, pero ella podía saber exactamente en qué lugares estaba lloviendo…

-No te entiendo.

-Pues imagínate que ella está acá, ahora… entonces uno le dice una ciudad, por ejemplo… Connecticut… y ella decía si estaba lloviendo o no, en ese lugar.

-¿Podía adivinar el clima de Connecticut?

-No po, hueón… O sea, podía saber si estaba lloviendo o no en cualquier lugar del mundo… Cerraba los ojos un rato, respiraba hondo… Luego decía si estaba lloviendo o no, o si caían pequeñas gotas…

-Pero ¿pudiste comprobar que era así?

-Sí po, si hasta una vez salió en un programa de la tele y comprobaban en vivo… Esa vez le preguntaron ciudades al azar de todos los continentes y no falló ninguna…

-Pero eso es imposible, o sea…

-Sí, objetivamente imposible –me interrumpió-, pero yo lo vi y lo vio todo Chile, en televisión… Además para mí era común y hasta me tranquilizaba, de cierta forma.

-¿De qué forma?

-No sé bien… pero imagínate que estás acostado, en silencio, con ella… entonces no sé… buscabas un nombre… una ciudad o un pueblo… uno cuyo sonido fuese bello, tal vez, pero careciese de significado… Entonces ella cerraba los ojos y parecía buscar… viajar hasta de allá de alguna forma y extender la mano… luego si estaba lloviendo simplemente te lo decía… Está empezando a llover, pero no hace frío…, por ejemplo.

-¿Pero hizo algo con eso…? –pregunté-. Me refiero a si lo utilizó para algún trabajo o estudio o algo así…

-No. Un par de programas de talento, unas invitaciones pagadas de una iglesia evangélica…nada más. Luego perdió la gracia. Solamente yo seguía preguntándole, casi siempre de noche, cuando estábamos en la cama.

-¿Viviste con ella mucho tiempo?

-Cuatro años. No sé si es mucho –resumió-. Fue un tiempo agradable.

-¿Y qué pasó?

-¿Con ella?

Yo asentí.

-Nunca lo supe muy bien –me contó-. Supongo que en el fondo vagaba siempre lejos, buscando lluvia… yo no podía seguirá a esos lados.

-Pero tú preguntabas, al menos…

-Sí, preguntaba, pero no es lo mismo. Era como hablar con alguien que partía en tren, cono en las películas viejas… alejándote, me refiero, aunque siempre con una buena sensación.

-¿Y no se han vuelto a ver?

-No, nunca… O sea, cuando llueve pienso en ella y es un poco como si la viera…

-¿Cómo…?

-Me refiero a que camino un poco, me dejo mojar y entonces cierro los ojos y siento que viajo hacia ella así como ella viajaba hacia esos lugares que uno le preguntaba…

-…

-Por suerte siempre he tenido la sensación de que está bien…  -concluyó-. Y me alegro por eso.

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