Ella iba todos los días a la biblioteca porque
estaba trabajando en unos comentarios a la aritmética de Diofanto. Yo
generalmente estaba en otra mesa esperando que llegara o buscándola entre los
otros estudiantes del lugar. Nunca racionalicé mi conducta, pero supongo que me
gustaba. Podría aceptar eso, al menos. Sabía lo que hacía pues me lo contó una
bibliotecaria quien además me prestaba los libros que ella sacaba. Un día ella
me vio con esos libros y se me acercó. Fuera de la biblioteca, me refiero. Ella
estaba con un gato ciego que se llamaba Isidoro. El gato me arañó una mano y me
hizo daño. Ella ni siquiera se fijó. Estaba obsesionada con que alguien más se
interesara en la obra de Diofanto. Yo confesé de inmediato que no me interesaba
Diofanto sino ella. No sé cómo me atreví pues suelo ser tímido. Ella se mostró
alegre, pero cambió su actitud. Me preguntó cosas para saber si había entendido
las propuestas del matemático y me propuso que volviéramos a juntarnos. Nos
juntamos seis o siete veces. Siempre hablábamos de números. La acompañé a unas
clases de matemáticas y ella me acompañó a unas borracheras. Isidoro se
encariñó conmigo y supongo que ella también. Un día nos besamos, pero resultó
extraño. Fue como una cifra errónea. Tácitamente decidimos no volver a hacerlo.
Dejamos de juntarnos, pero yo seguía sacando los libros que sacaba ella y la
bibliotecaria me confesó que ella también pedía los que leía yo. Se fue a hacer
un doctorado en Francia y me mandó una postal. Ella estaba en un balcón, con
Isidoro. Creo que se quedó haciendo clases allá. El otro día encontré su Facebook
y descubrí que tenía una foto mía junto a ella, en la facultad. Era la única
foto que tenía en que salían personas. La foto estaba intervenida y yo tenía
dibujado un número 220 y ella un 284. Lamentablemente, no tenía actividad en
esa cuenta desde hace algunos años. También la busqué de otras formas y en
todas hay un corte abrupto hace aproximadamente 4 años. Supongo que algo le
pasó. No sé por qué, pero imagino que algo trágico. A veces sueño que la veo,
en la biblioteca, tomando apuntes. Otras veces pienso, que de no habernos conocido,
su historia sería otra. Y claro, la tragedia, en definitiva, sería otra también.
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