viernes, 17 de mayo de 2024

Moscas en los ojos de las moscas.


Moscas en los ojos de las moscas

No sé cuántas, pero hay.

Las adivino incluso, aunque no las vea.

Sé que están ahí, adhiriéndose a las primeras.

Posándose en ellas a destiempo.

Porque la muerte tarda mas de lo que saben esperar.

Y las moscas, por supuesto, tampoco esperan.



Moscas en los ojos de las moscas.

No sé cuántas, pero hay.

No es algo que debiese asombrarnos.

Lo hemos sabido siempre, a fin de cuentas.

Me refiero a que no las ves morir y ellas tampoco logran ver su muerte.

Un día simplemente llega el amanecer y algo se pudre.

Y zumban entonces, porque no saben gritar.


Moscas en los ojos de las moscas.

No sé cuántas, pero hay.

Se quejan, las primeras, golpeándose contra el vidrio.

Puedes verlas, si quieres; puedes adivinar aquello que ocurre.

Una historia breve. Fallida, probablemente.

Ahí están, cerca de tus ojos.

Erráticas, no parecen distinguir qué parte de ellas ya no son.


Moscas en los ojos de las moscas.

No sé cuántas, pero hay.

Anidando ahí, hasta meterse dentro.

Clavan sus patas y eso es todo.

Una decisión simple, a fin de cuentas.

Porque no hay más sitio o porque decidieron volver.

O porque avergüenza morir, sin haber comprendido.

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