viernes, 1 de diciembre de 2023

Un experimento.


Un experimento.

Casi un sueño, pero un experimento más bien.

Uno de esos que hacen en la sangre.

Uno nuevo, por cierto.

No uno cualquiera.

Uno que realmente sea un experimento.

Miles de jirafas pequeñas, les digo.

Eso en principio.

Jirafas enanas, minúsculas, diminutas.

Nanojirafas, si quieren, ustedes verán como llamarlas.

Aquí les hice un boceto.

Saqué copias para todos, no se preocupen.

Están en escala, por cierto, pues deben ser aún más pequeñas.

Lo suficiente, digamos, para que puedan correr por tus vasos sanguíneos.

Sin estancarse, correr por ellos…

No, no bromeo.

Mi deseo es simple: jirafas enanas, corriendo por tus vasos sanguíneos.

Como ven, es un deseo cuya expresión no puede resumirse ni alargarse.

Por eso sé que es un buen deseo.

Pueden imaginarlo, si quieren.

Cerrar por un momento los ojos para ver la imagen que intento compartirles.

Miles de jirafas diminutas.

Estirando sus cuellos, mientras corren.

Chapoteando un poco.

Y hasta a veces dejándose llevar por el torrente.

Un experimento, a fin de cuentas.

No me importa correr el riesgo.

Estaré orgulloso incluso si algo falla.

Firmaré los documentos que sean necesarios.

Será un honor ser el sujeto de prueba.

Incluso si muero en el proceso y las jirafas quedan entonces recorriendo un cuerpo inerte.

Externamente inerte, por cierto, pues por dentro ciertamente sobrevivirán algunas.

Unas pocas que, probablemente, no sabrán siquiera que es aquello en lo que habitan.

Inocencia pura, como ven.

Jirafas pequeñas… diminutas.

Un experimento, si lo intentan.

No un sueño.

Eso es, a fin de cuentas, lo que está en sus manos.

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