sábado, 23 de diciembre de 2023

La cuchara en la sopa.


I.

La cuchara en la sopa.

No por sí sola, claro.

No se molesten.

Disculpen si ofendí.

Solo buscaba la imagen inicial y, como siempre, he dejado cuestiones de lado.

Me corrijo entonces:

La mano en la cuchara y la cuchara en la sopa.

Eso al menos, para empezar. 


II.

No nos reflejamos, en la sopa.

Aunque estemos cerca no nos reflejamos.

En la cuchara sí, ya saben… pero de manera inversa.

De todas formas, no es peligroso.

No hay Narciso que se ahogue en la sopa.

El riesgo -si lo hay-, proviene de otro lado.

Frente a nosotros, la sopa, simplemente se deja estar.


III.

A veces se agita, la sopa.

Me refiero a que a veces se agita por si sola.

Vibra un poquito, si te fijas.

Como si intentase respirar.

Por eso es mejor meterle la cuchara cuando aún es tiempo.

Clavarla en la sopa como si fuese un cuchillo.

Aprovecha que no grita, la sopa.

Aprovecha que desconoce su existencia, como tú mismo, tiempo atrás.

A fuerza de ataques mantenla en equilibrio.

Que no se estanque y que no vibre, digamos.

Que no se atreva a ser, frente a tus ojos.


IV.

La cuchara en la sopa.

Al menos -te dices-, ella sabe dónde está.

Vas a tragarla en poco tiempo, pero ahora te amenaza.

Y es que sabrá qué tienes dentro, en poco tiempo.

¡Qué insolencia, la de la sopa…!, te dices.

¡Qué insolencia…!

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