jueves, 14 de diciembre de 2023

Se alejó de la realidad.


Se alejó de la realidad para poder, de mejor forma, reflexionar sobre ella.

O eso nos dijo a nosotros, al menos, antes que la dejásemos de ver.

No pensamos que lo había dicho en serio hasta que pasaron las semanas y no supimos más sobre su paradero.

Uno de nosotros, incluso, confesó que ella le había contado que estaba embarazada.

Fue entonces que, preocupados por ella, comenzamos a buscarla.

Fue una búsqueda torpe e infructuosa, por supuesto.

Y es que nunca habíamos buscado a nadie, hasta ese entonces, y mucho menos a alguien que había decidido “alejarse de la realidad”.

Por si fuera poco, como yo supuestamente era el más cercano a ella, todos esperaban que pudiese resolver aquel asunto.

Algo que me parecía imposible de hacer, por lo demás.

-No sé qué quieren que haga -les dije un día, buscando un tono solemne-. Si ella quería reflexionar sobre la realidad dejémosla que lo haga, simplemente… No somos nadie como para que le pidamos regresar…

-¿Regresar de dónde? -me apremiaron ellos-. Ya sospechábamos que tú sabías dónde está… 

-Es solo una forma de decir -les dije-. Yo me refería a que la obligásemos a regresar acá… a nuestra realidad…

No logré convencerlos del todo aquella vez, pero al menos dejé en claro que no iba a aceptar ser responsable de aquella pérdida.

Años después, sin embargo, cuando descubrimos qué fue lo que realmente le había ocurrido, sentí que ellos volvían a acusarme.

Esta vez en silencio, sin proferir palabra alguna.

-No es mi culpa -les dije-. Mi dolor es otro.

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