jueves, 28 de diciembre de 2023

Parece un trabalenguas.


«Yo curo a la gente,
Cinnamon me cura a mí.
Pero ¿quién curará a Cinnamon?”



Parece un trabalenguas.

La verdad, cuando es dicha, parece un trabalenguas.

Por lo mismo, a veces sospecho que la verdad no existe, realmente, para ser dicha.

No sé si lo han intentado, pero traten de hacerlo alguna vez.

Yes que sin duda es cierto: la lengua se traba y nos dificulta el habla.

Cuando digo lengua, por cierto, digo también otras cosas.

Me refiero a que, por ejemplo, algo en el pecho, se traba.

O no en el pecho, necesariamente, pero sí en nuestro interior.

Incluso en un interior que no necesariamente es físico.

¿No lo digo bien?

Pues ya ven cómo parece un trabalenguas.

Puedo intentar ordenarlo, pero seguirá, probablemente, pareciendo confuso.

Aunque saben… todo se aclara si escuchan mi voz como si de ella brotasen axiomas.

Aquí va el primero:

En la vida solo cabe una verdad.

Y luego un segundo:

Con una verdad se llena la vida.

Plenamente, se llena, agrego.

Y claro… a veces esa verdad es un hijo, y se vuelve algo concreto, pero no por eso debes confiarte.

Esto, ya que no siempre es algo fijo. Ni definitivo.

Supongo que ya lo intuyes, pero lo cierto es que la verdad salta siempre de un sitio a otro.

No sabe mantenerse quieta.

Y no termina nunca de decirse.

En otras palabras, es igual a una rana que salta de una piedra a otra mientras fluye el río.

Otro trabalengua, si lo piensas.

Otro axioma vestido de enigma.

Así salta la rana, entre las piedras.

Igual como ha de saltar tu vida, en definitiva, para saberse viva.

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