jueves, 7 de diciembre de 2023

De invernadero.


I.

Es cierto, eso somos.

Criaturas de invernadero.

No es una ofensa, es lo que somos.

Puede que algunos, incluso, se sientan orgullosos.

Se escuchan murmullos, pero nadie reclama.

Criaturas de invernadero, nos dicen.

Es cierto.

No está tan mal.


II.

Al principio incomoda, lo admito.

A algunos incluso los ofende.

No sé por qué, en todo caso, los ofende.

Los ofendidos, de hecho, tampoco lo saben.

No me lo invento.

Puede verse en sus caras.

Yo entonces me acerco y les pregunto.

Con respeto, les pregunto.

Ellos responden:

Tal vez nos quita realidad eso de ser de invernaderos, dice uno.

Nos tratan con condescendencia, dice otro.

Un tercero, algo triste, señala que se siente artificial.


III.

Tal vez lo que ocurre es que postergamos vernos a nosotros mismos.

Decimos que sabemos, que no es necesario… e intentamos, como sea, avanzar.

Solo entonces, tal vez tarde, caemos en cuenta de que somos incapaces, hasta cierto punto.

Es decir, nos descubrimos de pronto como seres poco preparados.

Criaturas de invernadero, como nos llaman de pronto.

Y claro, es entonces cuando nos sorprendemos e incomodamos.

Desde el invernadero, por cierto, nos incomodamos.

Pero es simplemente lo que somos, a fin de cuentas.

Lo que inconscientemente, digamos, elegimos ser.

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