viernes, 22 de diciembre de 2023

Podemos decirlo de mil formas.

"¿Cuándo ocurre eso?, preguntó.
Casi nunca -le dijeron.
Solo cuando en apariencia, no hay final"


I.
Podemos decirlo de mil formas. Eso me dicen. Luego intenten convencerme de que elija una de ellas. La que más le acomode, me aconsejan. La que más le represente. Lo importante, al parecer, es que lo diga. Que me escuche incluso, diciéndolo. Y que me convenza, entonces, que es verdad. Que tome aquello como un hecho, en resumen. De esa forma insisten. Yo los dejo hablar.

II.
Luego de un rato, cuando terminan de hablar, yo permanezco en silencio. Los noto impacientes. Nos observamos entonces, sin gestos ni palabras, durante varios minutos. La situación es incómoda. Más para ellos que para mí, probablemente, pero no es algo que disfrute. De pronto, sin anunciarlo, uno de ellos me pregunta sobre cuál forma elegiré para decirlo. Yo lo miro con extrañeza. Elijo no decirlo, les digo. Me refiero a que elijo la no-forma, les digo. Esa es mi elección.

III.
Ahora parecen molestos. Su expresión es distinta. Su tono de voz también. Esa no es una elección, dicen de pronto, estrenando aquel tono. Probablemente usted piense que puede vivir sin decirlo, pero bien sabe que no es cierto. Se lo ha dicho a sí mismo innumerables veces y solo vinimos a enseñarle algunas formas para que comience a hacerse cargo. De igual forma podemos darle plazos, agrega uno de ellos con un tono más suave. Después de todo, el tiempo no es problema, concluye. Luego, sin agregar nada, dan media vuelta. Y se van.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales