domingo, 8 de octubre de 2023

Trazos.


I.

Trazos.

Para no pensar hago trazos.

Tomo una hoja, un lápiz, y hago trazos.

Mientras esto ocurre los observo, aunque sin pensar.

Me refiero a que los trazos surgen, simplemente, al deslizar el lápiz.

Y claro… yo los observo.

A veces, entre ellos, se intersecan y a veces no.

Casi nunca se organizan en algo inteligible.

Demoro en hacerlos.

No mido el tiempo, pero sé que demoro.

Si los hiciera rápido, por ejemplo, llenaría la hoja y terminaría casi de inmediato.

Pero como los hago para no pensar, me lo tomo sin apuro.

Es una forma de vivir, también, hacer trazos.


II.

Es cierto.

Lo escribí como haciendo trazos, pero reconozco ahora que es cierto.

Es una forma de vivir, también, hacer trazos.

Deslizar los pies.

Respirar profundo.

Quedarse dormido sentado en una silla.

Todo es hacer trazos.

No hacerlos es hacerlo, me refiero.

Todo salvo pensar, por supuesto.

Sí.

Todo salvo pensar.


III.

Hace años, cuando intenté aprender kanjis, me los enseñaron a partir de trazos.

Al realizarlos, debíamos ser conscientes de la dirección, de la intensidad y hasta del momento de cada uno.

Puede parecer contradictorio, pero ahí fue cuando comencé a hacer trazos para no pensar.

De hecho, me bloqueaba totalmente cuando comenzaba a hacerlos.

Así y todo, los kanjis fluían perfecto.

Bueno, casi perfectos.

Lo cierto, finalmente, es que no los quise comprobar.

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