miércoles, 25 de octubre de 2023

La verdadera Anna Ajmátova.


I.

Una estudiante me pregunta si Anna Ajmátova usaba o no usaba sombrilla.

Yo le digo que no sé, y luego le pregunto para qué quiere saberlo.

-Quiero hacer un dibujo de ella -me contesta.

Debiese preguntarle por qué o para qué quiere hacer ese dibujo, pero no lo hago.

En cambio, le recomiendo que haga dos dibujos, uno de Anna Ajmátova con sombrilla y otro de Anna Ajmátova sin sombrilla.

Mi estudiante no parece convencida.

-Lo que pasa es que solo quiero dibujar a la verdadera Anna Ajmátova -me dice.

-Entiendo -le digo yo.

Pero lo cierto es que no entiendo una mierda.


II.

Habíamos leído a Anna Ajmátova unas semanas atrás.

Apenas un par de poemas y un texto biográfico que se relacionaba -hasta cierto punto-, con el contenido de esos mismos textos.

Prácticamente nadie se había interesado en la lectura -como siempre-, por lo que el caso de esta chica, me sorprendió.

Así y todo -ya tengo el desencanto bastante impregnado-, no volví a preguntarle al respecto y terminé por olvidar aquel asunto.

Eso hasta que un par de días después, encontré en la pizarra de la sala, al entrar, un dibujo de una mujer con una sombrilla y las siguientes letras a un costado LVAAA.

La verdadera Anna Ajmáatova, me dije.


III.

Intenté no borrar el dibujo y utilizar solo el resto de la pizarra.

Ningún estudiante comentó mi actitud ni tampoco dijeron nada sobre el dibujo que ahí había.

Incluso la chica que -supuse-, lo había dibujado, no daba muestras de haber realizado nada en especial.

Hora y media después, luego que los chicos salieran a recreo, me quedó solo frente a la pizarra.

Tras pensarlo un poco, decidí que era mejor que yo borrase aquel dibujo, en vez que lo hiciese el próximo profesor que entrase en la sala.

Tomé entonces el borrador y lo hice.

Dejé la pizarra blanca, casi perfecta.

Solo permanecían en ella las letras LVAA.

Y es que no sé por qué, pero lo cierto es que no me atreví a borrarlas.

La verdadera Anna Ajmátova, me dije.

Finalmente, respiré hondo, y me fui del lugar.

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