jueves, 12 de octubre de 2023

Espera a que el mundo aprenda a respirar.


Espera a que el mundo aprenda a respirar.

O espera más bien a darte cuenta.

Sentado en tu patio trasero, tranquilo, simplemente espera.

Y mientras estés allí, comprende de paso que todo el mundo, es también un patio trasero.

No hay nada malo en eso, por supuesto.

Solo compréndelo, mientras estés ahí.

Aprovecha el tiempo.

No es criticar no destruir la intención de mis palabras.

Mejor observa.

Debes estar atento.

No siempre grita el mundo, pero al menos hace gestos.

No te asustes, solo obsérvalo.

Como si miraras tus manos o a tus hijos, descubriéndolos.

Cierra los ojos incluso.

Tapa tus oídos.

De igual forma en tu piel golpeará el viento.

O mejor, ¿sabes qué…?

Olvida lo que digo y siente simplemente cómo pasa el tiempo.

Escucha el reloj enterrado bajo tierra.

Respira hondo.

Y percibe entonces dónde palpita el secreto.

¿Bajo el árbol o en sus ramas?, pregúntate.

Y no respondas en voz alta.

Nunca preguntes ni respondas en voz alta.

Todo lo así expuesto es incorrecto, a fin de cuentas.

O inexacto, al menos.

Así, finalmente, hazte el ciego, aunque no sepas para qué.

Arráncate los ojos, incluso, si no quieres mentir.

Todo siempre -eso sí-, en el patio trasero.

Y ahí, como decía en un inicio, espera a que el mundo aprenda a respirar.

O espera mejor a darte cuenta.

Si es que hubo alguna vez un acertijo -te aseguro-, no deber resolverlo.

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