domingo, 15 de octubre de 2023

Cosas que pasan.


Se enojó porque dijo reconocerse en un personaje de un cuento que yo supuestamente había escrito y publicado bajo un seudónimo.

-También te reconocí a ti, como autor -me dijo-. No sé si para ofender a tus anchas y dañar a aquellos que no te atreves a dañar frente a frente, usando los verdaderos nombres.

Pensé en decirle que nada era verdadero. Mucho menos los nombres. Y probablemente ni siquiera el daño.

-¿No lo niegas? -me dijo- ¿No vas a intentar decir que todo es fruto de una confusión?

-No -le dije.

-¿Entonces lo admites? -insistió.

No contesté.

En cambio, dejé que me enrostrara otras molestias -la mayoría también equívocas e infundadas-, y que se desahogara de esa forma, antes de alejarme de ahí.

Sin embargo, poco después, cuando intenté irme, me detuvo diciéndome que entendía de todas formas que -literariamente, al menos-, yo me tomase ciertas licencias, e intentó explicar ahora que la molesta se debía mayormente a que no le había dicho nada previamente y hasta pareció un poco más amable.

-Es más cuestión de forma que de fondo -me dijo, extendiéndome el libro donde supuestamente aparecía mi cuento-. El fondo, sinceramente, está bien.

Recibí entonces el libro, aunque no sabía para qué.

Luego me extendió un lápiz.

-Al menos dedícamelo, ¿no crees?

Para no discutir tomé el libro y lo abrí en la página donde supuestamente estaba mi cuento.

Se lo dediqué y hasta le hice un dibujo.

-No se volverá a repetir -le dije, mientras me iba.

Segundos después, escuché su voz mientras avanzaba, llamándome, pero no volteé la vista atrás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales