miércoles, 21 de junio de 2023

El accidente de F.


Hace pocos días supe del accidente de F.

No en detalle, pero lo suficiente para entender que fue bastante grave.

Por lo mismo, antes de llamarla o de ir a verla preferí preguntar.

Al final resultó que había sido un accidente cardiovascular.

Una trombosis, me dijeron, y un grave derrame cerebral que la habría dejado con algunas secuelas.

Para saber un poco más me dijeron que hablara con C.

Al parecer C. estaba viviendo con F. para cuando ocurrió el accidente.

Y seguía con ella, por supuesto, luego del derrame.

Lo llamé y hablamos un buen rato.

No tenía el tono habitual, pero pensé que era comprensible pues nunca habíamos hablado de algún tema serio

Luego de los saludos correspondientes y de entender un poco más la situación le pregunté directamente por F.

-¿Y volvió a ser quién era luego del derrame?

C. guardó silencio un rato y luego contestó secamente.

-Nunca dejó de serlo.

Yo, por supuesto, no tenía intención de incomodar, así que traté de explicarme.

-Pero el derrame…

-Digamos que se derramó sobre sí misma -me interrumpió C., con tono molesto-, nada de ella cayó al piso, nada se perdió… solo se reacomodó de otra forma, digamos…

-Entiendo -dije.

-No es cierto -dijo C.-, no entiendes una mierda.

Pensé en responderle, pero al final acepté que era cierto.

De todas formas, debo reconocer que C. intentó luego ser más amable.

-Igual no es culpa tuya -me dijo-. No es culpa tuya lo de no entender… Solo te pido que no hables más de F.

-De acuerdo -le dije, aunque sin entender sus razones.

No sabía que más agregar.

Él tampoco.

Hubiese querido preguntarle si podía ver a F., pero comprendí que sería imposible.

Justo entonces hubo un pequeño temblor, que hizo vibrar las cosas en mi departamento.

-¿Lo sentiste? -le pregunté a C.-, ¿sentiste el temblor?

-¿Cuál temblor? -preguntó C.

La comunicación se cortó.

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