jueves, 15 de junio de 2023

No voy a discutir.


No voy a discutir, pero hasta ahí llego.

Puedo escucharlos, si quieren.

También puedo asentir con un ligero movimiento de cabeza y murmurar bajito.

Incluso, si algo no me gusta, puedo morder con rabia mis palabras.

Ya saben… morderlas como esos ositos de goma que suelen mutilar los niños.

De seguro los conocen.

Mira mamá, le comí la cabeza, dicen ellos.

O cosas así.

Yo, en cambio, trituraré mis palabras en silencio.

A eso, al menos, puedo comprometerme.

No les arruinaré la fiesta, digamos.

Todo, por supuesto, por una módica suma.

La voy a escribir en un papel y se las paso en cuanto nos veamos.

Igual como se entregan cifras en servilletas en las películas de mafias.

De seguro han visto alguna.

No voy a discutir, solo les pasaré el papel.

Luego ustedes leerán la cifra.

Desde ya les aconsejo no quedarse en ella.

O no, al menos, únicamente en ella.

Amplíen el cálculo, me refiero.

Incluyan otros factores.

Valoricen todo aquello que está en juego.

Pónganle precio.

Comparen.

No me obliguen a participar de otra forma.

Quiero efectivo, por cierto.

Y en billetes viejos, porque encienden más rápido.

No voy a discutir con ustedes, ya se los dije.

No me obliguen.

Porque gano.

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