domingo, 25 de junio de 2023

No le crean.


No le crean.

Recuerden siempre que es un asesino.

Anda por ahí diciendo cosas, pero no le crean.

Solo quiere justificarse, a fin de cuentas.

Confundirlos.

Les advierto de igual forma que las cosas que dice suenan bien.

Suena lógico, digamos, si se dejan confundir.

De hecho, por eso es que les advierto.

Por eso y porque me preocupo de ustedes, de vez en vez.

Dicho esto, paso a señalarles también un par de cosas.

Una de ellas es tan extraña que la diré sin más:

El asesino ese se calzó mi rostro.

Puede sonar absurdo, pero es cierto.

Además, por si fuera poco, también tomó prestadas mi voz y mis palabras.

No es que yo se las prestara, claro está, es solo una forma de decir.

Yo lo detesto, sin duda.

Se los aclaro desde ya.

Lo detesto tanto como ustedes debiesen detestarlo.

Por si fuera poco, como es tan cara dura, me han dicho que lanza acusaciones contra sí mismo.

No suena mal, pero el problema es que se acusa a sí mismo jugando a que soy yo.

No le crean, les repito.

No se detengan, siquiera, si lo ven.

No se acerquen.

Muerde como un perro, con mis dientes.

Muerde hasta quitar la vida.

Y se va, de pronto, sin aclarar que es lo que realmente te quitó.

Y sin dar, aunque insistas, mayores explicaciones.

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