jueves, 11 de mayo de 2023

Tal vez podrías leerlo.


I.

Escribí un libro en el que incluí 1001 formas de evitar el aburrimiento, me dijo. Tal vez podrías leerlo.

¿Hay alguna que funcione?, pregunté.

Las 1001 tal vez, pero lo cierto es que no podría asegurarlo…

¿A qué te refieres?

A que no todo lo que ocurre es resultado de otra cosa, me dijo.

¿No es así?

No.

¿Estás seguro?

Sí. Segurísimo.

¿Y hablaste de eso con Aristóteles?, pregunté.

Todavía no, contestó. ¿Sabes dónde puedo encontrarlo?


II.

¿Has oído hablar de los contradeseos de Freud?, me preguntó.

¿Freud contradeseaba?

No, no es eso…

¿Y entonces?, pregunté.

O sea, supongo que sí le ocurría, pero me refiero en realidad al concepto de Freud, que ha sido traducido como contradeseo.

¿Qué ocurre con eso?

Te preguntaba si sabes algo sobre eso.

¿Del concepto de contradeseos de Freud?

Sí. Exacto.

Pues no sé, le mentí. No tengo ni la menor idea.


III.

¿Publicaste el libro, finalmente?, pregunté.

¿Cuál libro?

El de las 1001 formas de evitar el aburrimiento, le aclaré.

Sí, me contestó. Pero la verdad es que no se ha vendido muy bien.

Pues tú mismo lo dijiste: no todo lo que ocurre es resultado de una cosa.

Él guardó silencio.

No entiendo la relación, dijo entonces, luego de un rato.

Ni todo lo que ocurre ni todo lo que existe, agregué.

Sigo sin entender, dijo él

Pues no importa, le dije. ¿Sabes acaso cómo suena el teléfono que suena en una casa vacía?

Nadie sabe, me contestó.

Exacto, señalé finalmente. Nadie sabe.

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