lunes, 22 de mayo de 2023

Como ya no fui el primero.


Como ya no fui el primero en caminar sobre la luna, mi meta es ahora ser el último en hacerlo.

El último paso del hombre, digamos, en aquel lugar.

No por dejar mi nombre ni mi huella, por cierto.

Eso es cosa que poco me importa.

Más bien por clausurar tras de mí aquel sitio, y decir que no vale la pena viajar hasta allá.


Tampoco miraría a la Tierra, desde esa superficie.

Caminaría simplemente, disfrutando la ausencia de caminos, y borrando mis huellas, al regresar.

No dejaría banderas.

No hablaría en directo ni emitiría transmisión alguna.

Pondría un paño sobre el que sentarme, eso sí, y sacaría un libro de bolsillo.

Uno de Vonnegut, probablemente.

Y lo leería a oscuras, sin que nadie pudiese interrumpir.


Como soy despistado, eso sí, probablemente dejaría el libro ahí, luego de haberlo leído.

Y pasaría el libro a ser entonces la más preciada basura espacial.

De regreso a la nave no pensaría en nada, estoy seguro.

Y ya dentro, tomaría un chocolate caliente; con cuidado de no desperdiciar ni un sorbo.


Escucharía entonces voces desde la Tierra.

Voces ansiosas, demandantes y por último desesperadas.

Y probablemente lloraría un poquito, sin haber oído las que quería escuchar.

Cerraría los ojos y apagaría las luces.

Una a una, apagaría las luces.

Lo siento Houston, les diría finalmente, pero nunca aprendí a manejar.

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