sábado, 13 de mayo de 2023

Si pongo atención escucho cosas.


I.

Si pongo atención escucho cosas.

Por ejemplo, escuché a una chica decir que, si hubiese un horno microondas del tamaño adecuado, no dudaría un instante en meterse dentro.

Ella iba en el vagón del metro, vestida de escolar, hablando con otra chica.

No comprendí muy bien el resto de lo que dijo, pero me parece que no pretendía hablar de aquello como una forma de morir o de tener un destino trágico.

Se trataba más bien de probar el horno unos segundos y sentir que algo afectaba el interior antes que lo exterior.

Simplemente -me pareció oír-, para variar un poco.


II.

Si la piedra tuviese manos seguramente se arrancaría el musgo, dijo otro.

Fue un viejo el que lo dijo, en un bar pequeño al que iba en mis primeros semestres de universidad, hace más de veinte años.

No lo había recordado (no conscientemente al menos) hasta ahora que lo escribo.

No recuerdo bien, en todo caso, el contexto en que lo dijo.

Es decir, recuerdo que fue en el bar, pero no recuerdo a qué vino aquella frase.

Creo que el viejo estaba solo, reclamando algo mientras se iba, cuando dijo esas palabras.

Si la piedra tuviese manos seguramente se arrancaría el musgo.

Ahora que lo pienso, no sé si se refería a que la piedra no lo dejaría crecer, o si se arrancaría ese musgo una vez crecido.

Otra cosa que recuerdo es que, cuando escuché aquella frase, yo también estaba solo.

Y que pensé guardar aquella frase, en mi memoria, hasta el momento en que estuviera dispuesto a comprenderla totalmente.

Hoy ha llegado, supongo, ese momento.

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