martes, 17 de enero de 2023

Ayer soñaba que era un tren


Ayer soñaba que era un tren

Un tren lleno de vagones en principio.

Luego un tren sin vagón alguno.

No es que los perdiera en el camino, en todo caso.

Se trataba más bien de dos sueños distintos, aunque vinculados entre sí.

Vinculados porque eran míos nada más, pero que no se intersecaban en sitio alguno.

No seguían un mismo riel, iba a decir, pero sonaba rebuscado.

Sonaba más artificial, digamos, de lo que era originariamente aquel sueño.



En él, por cierto, no era importante hacía dónde iba, ni el lugar de partida.

Me refiero a que la trayectoria del tren era más bien intrascendente.

Era mi forma de existir, simplemente, al interior del sueño.



Releo lo anterior, y me doy cuenta que al decir, en un momento, que yo era un tren sin vagones, pareciera ser que no era un tren, sino más bien una locomotora.

Aclaro, por lo mismo, que no era así.

Piensen en un hombre sin piernas, si quieren, o sin brazos… o sin que arrastre nada si quieren una imagen más directa.

Me refiero a que quera la consciencia de ser tren la que me daba identidad.

Y en ella me reconocía al interior del sueño.

O los sueños, más bien, pues ya había dicho que se trataba de sueños distintos, pero vinculados.



Por otro lado, la forma de existir -de saberse uno- en ambos sueños, era sin duda la misma.

Es difícil de explicar, pero podría decirlo a modo de frase popular:

Se cansa lo mismo un tren que no mira hacia atrás, pues no sabe si tiene vagones.


Ayer soñaba que era un tren.

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