viernes, 2 de diciembre de 2022

Todas las casas debiesen tener un subterráneo.


I.

Todas las casas debiesen tener un subterráneo.

Uno oculto, por supuesto, sin acceso evidente.

No para entrar en él.

No para ocultarse ni ocuparlo de refugio.

No se confundan.

Esa no es mi propuesta.

De hecho, hasta una puerta falsa bastaría, llegado el caso.


II.

La naturaleza entera tiene subterráneos.

Nosotros mismos, tenemos subterráneos.

No lo digo como algo oscuro ni terrible.

De hecho, considero que está bien que así sea.

Y es que, de cierta forma, el subterráneo es parte de eso que llaman el orden natural de las cosas.

Aclaro, sin embargo, que no digo “una parte” en el sentido de un espacio, sino más bien como un momento en una secuencia.

Un momento que probablemente apenas recordamos.

¿Se preguntan por qué ocurre esto?

Es fácil:

Incluso el subterráneo mismo ha de tener subterráneos.


III.

Todas las casas debiesen tener un subterráneo.

Y cuando digo casa me refiero a cualquier construcción o asentamiento que supuestamente se fabrica para cobijar al hombre.

Ya dije antes que debía ser un subterráneo oculto, pero agrego ahora que debe ser oculto “para todos”.

Es decir, ni quien construye la casa -ni quien la habita-, ha de tener información alguna sobre ello.

Dicho esto, no hay mucho más que agregar al respecto.

Incluso -si alguien realmente comprendió-, sabrá que todo ha sido explicado ya, dos veces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales