martes, 13 de diciembre de 2022

No se alimentan de luz, las polillas.


I.

No se alimentan de luz, las polillas.

Puedes tomarlo como una información, o si prefieres, como una enseñanza.

Si quieres averiguar de qué cosas se alimentan puedes hacerlo, por supuesto.

Si lo haces, por cierto, no es necesario que te acerques a mí y me compartas esa información.

Ni qué comen ni cuánto viven ni cualquier otra de sus características.

Guarda para ti ese conocimiento.

Y es que a mí, a fin de cuentas, todo eso me importa una mierda.


II.

Tengo una amiga a la que le asustan las polillas.

Tanto así que una vez, conduciendo, entró una a su auto y terminó estrellándose contra un poste.

Esa vez, antes de estrellarse, atropelló a una niña que quedó con lesiones permanentes en su cadera.

La polilla, hasta dónde sé, sobrevivió al accidente sin sufrir lesión alguna.


III.

No se alimentan de luz, las polillas.

No lo hacen, pero a veces, pienso que sería de una belleza absurda que así fuera.

Que absorbiesen la luz, por ejemplo, hasta que todo se volviese opaco, como ellas.

Pero no se alimentan de luz, como hemos dicho.

La luz no es alimento de nadie, sino que se engulle a sí misma.

Si te interesa puedes averiguar sobre eso, y verás que no se trata de una metáfora ni tampoco de una frase hecha.

Y es que yo, al menos, ya no estoy para esas cosas.

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