jueves, 8 de diciembre de 2022

Compartió el dormitorio con su abuelo.


Compartió el dormitorio con su abuelo hasta que el abuelo murió. Ella dormía en una cama pequeña y el abuelo en una cama clínica, al otro costado. La habitación era pequeña y entre ambas camas se formaba un mínimo pasillo. Si bien ella no lo entendía así, lo cierto era que su función -al menos por la noche-, era ser la cuidadora de su abuelo. Le habían enseñado cómo resolver algunos problemas cuando se presentasen y era la encargada de despertar a su madre cuando ocurriese algo imprevisto y alguna conducta del abuelo lo ameritase. Por lo general, sin embargo, eso no ocurría nunca. Solo un par de ruidos y gestos cada noche a través de los cuáles el abuelo solicitaba agua o pedía que le acercaban el jarro en el que acostumbraba escupir. Ella ya reconocía esos ruidos y estaba atenta a ellos, incluso en medio del sueño. A veces el abuelo también hablaba o decía algunas frases inconexas, pero ella sabía que solo estaba dormido y no se trataba, realmente, de algo importante. De hecho, ni siquiera recuerda, hoy en día, cuáles eran sus palabras.

-No las recuerdo porque no iban hacia mí -me dijo, cuando le pregunté-. Eran simplemente palabras que no iban hacia nadie…

Luego de la muerte del abuelo ella heredó la habitación que se volvió más espaciosa luego que retirasen la cama clínica.

Eso no es lo único, sin embargo, que ella heredó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales