viernes, 16 de diciembre de 2022

Antaño sumaba vertical.


I.
Antaño sumaba vertical. Ahora sumo de costado. No yo, por supuesto. Hablo de las cifras. De la posición de las cifras. Antes vertical, ahora horizontal. Sé que esto no significa necesariamente algo, pero me gusta pensar que sí. No analizar ni descubrir el significado, sino creer que algo significa. Sin saberlo, creer que significa. Eso me gusta. Creer que hay cambios. Y pensar que esos cambios son consecuencias de un significado nuevo. No saberlo, reitero, pero saber que hay algo atrás de todo aquello. Eso es suficiente.

II.
Ahora sumo de costado, pero antaño sumaba vertical. Y las cifras apiladas sobre la línea de la suma terminaban por desmoronarse unas sobre otras y producir un único resultado. O así lo sentía yo, al menos. Como una caída. Una especie de alud que arrastra con aquello que está un poco más abajo. No era terrible, en todo caso. No he querido decir eso. Solo explicaba la sensación de la mecánica. Mis metas -cuando de comprensión se trata-, resultan siempre escasas.

III.
Me di cuenta que sumaba vertical un día mientras hacía cuentas en un bar. Por supuesto, ya llevaba tiempo haciéndolo, pero me hice consciente de aquello cuando comprobaba la cuenta. En la mesa del lado, recuerdo, alguien decía un chiste extraño: “Todo era risas hasta que entendimos que el tartamudo quería jamón”. Digo que era extraño por la forma en que fue contado y la reacción de quienes lo oyeron. Fue entonces, en todo caso, que comprendí que ahora sumaba en horizontal. Y extrañamente, me alegré por eso.

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