martes, 6 de diciembre de 2022

Bebidas energéticas.


Nos encontramos con él de casualidad. Cerca de un parque nacional que estábamos visitando. Él contó que estaba bien. Que ya no estaba casado, pero que veía bastante a sus hijos. Y que había comprado un par de terrenos en las cercanías.

-He comprado varios más, en realidad -nos contó-. En distintos lados. Es que económicamente me ha ido muy bien…

Como había estudiado literatura, igual que nosotros, le preguntamos qué es lo que había hecho.

-Ventas -nos dijo-. Invertí en una marca de bebidas energéticas y ahora las importo de forma exclusiva. Es un producto que siempre se vende. No importa si haga frío o calor. Todos quieren bebidas energéticas…

Sin quererlo, nos mostramos escépticos. Parecía una historia demasiado sencilla.

-Todos compran bebidas energéticas -siguió-. Ese es un hecho, por supuesto. Y sobre ese hecho uno llega a algunas conclusiones, tras reflexionar un poco.

-¿Y a qué conclusiones llegaste? -le preguntamos.

-No a muchas -confesó-. Pero si me lo preguntas así de golpe podría decirles que la gente cree que lo que les falta es energía. Me refiero a que no compran por gusto, sino porque creen que están cubriendo algo que necesitan…

-¿Cómo si comprasen bencina para un auto? -lo interrumpimos.

-Exacto -confirmó-. Piensan que necesitan bebidas energéticas así como un auto necesita combustible…

-¿Y no es así?

-Por supuesto que no es así… -contestó-. Y no lo es justamente porque no son vehículos… Nadie los conduce, quiero decir. No son el vehículo…

Se mostraba entusiasta en su análisis. Exaltado, casi. Por un momento me recordó al compañero que había tenido en la universidad.

-¿Y qué necesitan entonces? -le pregunté.

-Necesitan voluntad, no energía -señaló, tras pensárselo un poco.

Luego, nos quedamos en silencio un rato.

Finalmente nos despedimos. Y quedamos de hablar.

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