sábado, 10 de diciembre de 2022

Los extranjeros.


Los extranjeros llegaron a la casa vecina hace apenas unos meses. Primero era una familia pequeña, de cuatro personas. Luego llegaron, al menos, otras cuatro más. Yo reconozco a algunos y los saludo, pero lo cierto es que no sé, realmente, quiénes son los que viven en aquella casa. Solo sé que son extranjeros y que viven ahí, sin molestar.

No se escucha música ni voces altas ni tampoco han ocasionado, hasta el momento, ningún tipo de problema. Por lo que sé, les hicieron firmar unos papeles sobre aquello y les advirtieron que si no cumplían las reglas tendrían que irse, nada más llegar.

Y es que es organizada la gente que vive en mi barrio. Organizada y silenciosa y hasta tienen una lista de reglas que todos los años debemos firmar.

Yo la firmo sin leer y ellos, según entiendo, tampoco les interesa que la lea.

-Son reglas que hemos redactado en base a nuestra forma de vivir -me dicen, cuando me entregan el papel-. No atenta contra nada que esté presente en nuestra vida habitual.

Tras firmar, sin embargo, me pregunto qué saben ellos, realmente, sobre mi forma de vivir.

Y pienso entonces que todos ellos, -salvo los extranjeros, que aún no tienen culpa-, se llevarán prontamente una desagradable una sorpresa.

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