martes, 27 de diciembre de 2022

Como la piscina tenía grietas.


I.

Como la piscina tenía grietas ocurrió finalmente que dejaron de ocuparla.

Por un tiempo la llenaban igualmente, pero la piscina se vaciaba tan rápido que ya al día siguiente se encontraba prácticamente vacía.

Por un lado estaba el problema asociado al gasto de agua, pero también habían comenzado a preocuparse por la humedad del terreno, y el posible daño que podría originar toda esa agua en los cimientos de la casa.

Al irse por las grietas puede dispersarse irregularmente bajo el terreno y comenzar a aposarse en algún sitio, habían dicho.

Fue así cómo dejó de usarse.


II.

Un par de veranos después, tras preguntar a un par de especialistas, ellos convinieron en que no tenía sentido intentar tapar las grietas.

En cambio, propusieron hacer nuevamente la piscina o, como otra opción, forrarla.

Esto debía hacerse de forma completa, con una capa de mezcla especial, y luego sellar todo nuevamente con una especie de cerámica diseñada para piscinas, impermeable y antiadherente, que existía en el mercado.

Esta última opción fue la que eligieron, finalmente. E incluso aprovecharon de levantar un poco la altura de la piscina, para compensar lo que se perdía con aquella solución.


III.

El trabajo fue costoso, es cierto, pero funcionó bien.

Al menos durante un par de años.

Durante ese entonces recibieron visitas de su hijos y nietos y la piscina no dio mayores problemas.

Y es que ellos mismos, por cierto, no la usaban desde antes de las primeras grietas.

Lamentablemente, como luego de un tiempo las visitas prácticamente desaparecieron, dejaron de llenar la piscina.

Además, sus hijos y nietos pasaban ahora casi siempre fuera de Santiago.

Tal vez surjan nuevas grietas si no la llenamos, comentaron un día.

No tomaron, sin embargo, ninguna determinación al respecto.

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