viernes, 9 de diciembre de 2022

Tuvo la sensación de haber dormido mucho.


Tuvo la sensación de haber dormido mucho. Sin embargo, tras despertarse, descubrió que no durmió ni mierda. Se fijó entonces que todo seguía a oscuras y luego de un rato miró la hora en el reloj del celular sin entender bien qué había ocurrido. Incluso googleó para corroborar la hora y ver que no se tratara de algún desajuste técnico. No lo era, por supuesto. Habían pasado apenas unos cuantos minutos desde la última vez que vio la hora antes de acostarse. Veinte o treinta minutos, a lo sumo. Así y todo, recordaba vagos fragmentos de sueños que lo impulsaban aún más a pensar que había dormido largas horas. Un vuelo extraño en un helicóptero. Una caminata por la orilla de un río. El cuidado de un perro que, en el sueño, le pedía siempre que le llenase un recipiente con agua, pues no lograba saciar su sed. No podía haber dormido tan poco, se repetía. De hecho, tras despertar, sintió que hasta el cansancio había desaparecido. Decidió levantarse, tras un momento. Fue al baño. Sin saber muy bien por qué se enjuagó el rostro y se miró al espejo. Se observó a sí mismo cómo si quisiese preguntarse algo, pero no supo esbozar siquiera la pregunta. Luego, simplemente, volvió a la cama e intentó dormir. Sin cansancio y sin la sensación de tener necesidad de hacerlo. Igual que al levantarse, se dijo. Igual que siempre. Y cerró los ojos, por si acaso.

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