miércoles, 31 de diciembre de 2014

Encontrar semillas.


Guardan las semillas en una bolsa plástica
que se encuentra junto a las herramientas de jardín.

Tú las encuentras mientras buscas algo
que ya no viene al caso.

Tomas la bolsa entre tus manos
desconociendo aquello que hay en su interior.

Observas la bolsa poniéndola a la luz
y también pones semillas
en las palmas de tus manos.

Entonces pasa el tiempo.

No ese tiempo que sirve para que crezcan las semillas.

No ese tiempo que suena día a día en los relojes.

Es el tiempo, más bien, en el que se produce la comprensión.

Aunque claro, la comprensión no implica necesariamente
saber con claridad aquello que se comprende.

Te acercas entonces con las semillas
a la tierra que hay en el patio
y la observas.

Buscas con la vista dónde hay agua
y hasta recuerdas las pequeñas herramientas de jardín.

Te detienes.

Así, vuelve a pasar el tiempo.

No ese tiempo donde organizas los pasos a seguir.

No ese tiempo donde haces listas y decides cambios.

Pasa el tiempo en que la comprensión se debilita
y el corazón se estanca.

Guardas entonces las semillas en aquella bolsa plástica
que se encuentra junto a las herramientas de jardín.

Y claro, recuerdas que venías a buscar algo
que vuelve entonces a venir al caso.

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