Hacer un buen poema es tan fácil
que yo prefiero avanzar
por el camino difícil.
¡Nada de buenos poemas!
Escribirlo sobrio, por otro lado,
es un desafío tan bajo
que decido poner unos cuantos obstáculos
para aumentar la exigencia
¡Nada de escribir sobrio!
También es fácil mantener una postura única
o hasta desarrollar un arte poética, si se quiere,
dictando una serie de reglas…
Por eso elijo la contradicción constante.
¡Nada de posturas únicas!
Mejor avanzar, retroceder y tropezar.
Mejor reconocer y escaparse de las cosas fáciles.
Mejor es alejarse de todo aquello que sospechamos puede ser una cosa
fácil.
Mejor hacer una lista, incluso, de algunas cosas fáciles:
El buen poema.
Escribir sobrio y tener un estilo de escritura.
El trabajo con sueldo estable.
El chequeo médico.
Otras cosas que son fáciles:
Hablar del corazón desde fuera.
Alabar el amor que no tenemos.
Fingirnos solitarios y/o distintos.
___________________________ (llene usted, si lo desea)
En mi caso, al menos, creo que ya nombré aquellas que más me asustan.
Aunque claro, también es fácil volver atrás y revisar si lo hice o no,
realmente.
(¡Una mierda…! Supongo que ya lo he hecho…)
También es fácil arrancarse de un mal poema
y no llegar hasta este punto…
¿Quería usted arrancar también de las cosas fáciles…?
Pues si logró llegar hasta acá
acaba de aprobar usted
su primera lección.
¡Una mierda de lección, lo acepto!
Pero aprobó de igual forma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario