Las hormigas son picantes.
Los chanchitos de tierra amargos.
La carne de Dios tiene gusto a plumavit.
Las fotos viejas tienen un componente plástico.
Las hojas de los sauces son amargas y dejan heridas en la boca.
No puedes morder el aire de la noche, pero permanece más tiempo en los
pulmones.
El mundo en la boca, da asco.
Las piedras muelen los dientes y dejan un sabor que vuelve por las
noches.
Las moscas son más dulces que las abejas.
Es difícil cortar los dedos de los niños pues la piel se mete entre los
dientes.
Las chinitas son fétidas y arrojan en la boca un líquido ácido.
El amor tiene gusto a sexo.
El vidrio de las ampolletas se entierra en el paladar y a veces
desaparece.
El pelo rechina al mascarlo, pero puede tragarse sin problemas.
Tus pertenencias antiguas pueden ser escupidas, pero no tragadas.
La sangre de tu lengua no parece tener sabor, solo temperatura.
Y es que, como decíamos, el mundo en la boca, da asco.
Y ya que estamos… la boca al mundo tampoco es cuestión muy limpia.
Las palabras tienen sabor a diario viejo.
Pueden ustedes comprobarlo, si prefieren.
La sangre se devuelve por la
garganta.
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