lunes, 29 de diciembre de 2014

Posibles afecciones.

“Ni el cuerpo puede determinar el alma a pensar,
ni el alma puede determinar al cuerpo al movimiento o al reposo
o a alguna otra manera de ser (si hay alguna otra)”
Spinoza



6:00 (Me levanto temprano para buscar un texto de Spinoza, que me estaba dando vueltas, en el sueño)


Cada uno lo dirige todo por su afección, escribe Spinoza.

Y los que carecen de afecciones –agrega-, son empujados hasta por el impulso más ligero.

Sin embargo, caemos –según él-, en la ilusión del ejercicio de nuestra libertad al momento de realizar nuestros movimientos.

Asimismo, nos explicamos ese ejercicio de voluntad, en ocasiones, como la expresión de un mandato que viene dado desde el alma.

Nada habría más engañoso, sin embargo.

Así, mientras el cobarde cree que es libre porque huye y el niño pequeño cree apetecer libremente la leche… también nosotros creemos ser libres ante ciertas inclinaciones que no provienen sino de nuestras afecciones, como se decía en un inicio.


 6:30 a 21:00 (Me tomo un tiempo para pensar en el asunto)


21:01 (Escribo una lista de mis posibles afecciones y de lo que podría considerar mis impulsos ligeros)

22:00 a 23:00 (Leo la lista)


23:01 (Me pregunto qué afección me llevó a escribir la lista)


23:02 a 01:00 (Me tomo un tiempo para pensar en el asunto)


01:01 a 02:38 (Veo “El miedo del portero al penalti”, de Wenders / Handke)


02:39 (Pienso si la película vista puede ser considerada como una afección o como un impulso)


02:40 (Intuyo una respuesta mientras ordeno ciertas observaciones)

El lanzador del penalti, aunque el portero adivine hacia dónde va el tiro, puede intuir que el portero adivinó y cambiarlo a última hora.

Sin embargo, el portero también puede ponerse en la situación lógica (anteriormente descrita) del lanzador y volver a cambiar su decisión.

Etc.


02:41 a 02:43 (Borro la lista –con mis posibles afecciones e impulsos ligeros- y me doy una ducha)

Si mi alma pudiese determinar al cuerpo al reposo lo haría en este instante, me digo.

O a alguna otra manera de ser, agrego, (si existiese alguna otra).

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