“Vomitas cuando deseas arder”
L. C.
No sabes cuánto depende de ti.
No sabes cuánto de tus propias acciones, te
pertenecen realmente.
Si hasta de los pensamientos has sospechado.
Las palabras que vienen a la mente, los recuerdos
que prefieres olvidar, los sueños esos que nadie ha llamado…
Todo parece de pronto dirigido por un impulso que
te es ajeno.
¿Bombeas tú, tu sangre…?
¿Eliges algo realmente…?
Así, resulta que de pronto estás frente a la hoja
en blanco y desconfías de aquellas palabras que aparecen.
Ese mismo comentario, piensas entonces… ¿acaso no
es darse demasiada importancia?
Y es que no sabes cuánto, realmente, depende de ti.
El clima, aspectos del trabajo, el plato del día en
el casino…
Y alegas un poco entonces, internamente, pero
descubres que hasta los términos de ese alegato fueron impuestos de antemano…
No naciste para vencer leones, piensas entonces, igual
que Gilgamesh, venciendo Leones, no logró permanecer despierto…
Nunca nada estuvo realmente en tus manos.
Fuiste cómplice de ese espejismo.
La humanidad entera no logró mover una estrella.
¿Suena pesimista?
Pues duda hasta de esa consideración…
Las plantas que más cuidé se atrofiaron y dejaron
de crecer.
Arrancas la maleza, sin embargo, y ya sabes qué
ocurre.
Y es que
vomitas, cuando deseas arder…
Una y otra vez te sucede, mientras vuelves a intentarlo.
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