-Ella es tan hueona que tiene un amante que no le
gusta… o sea, se entiende que pase en el matrimonio, con el tiempo… pero que
además tu amante no te guste…
-¿Y por qué lo tiene entonces?
-No sé… yo hablo con ella y creo que ni ella misma
lo sabe… tal vez sea esperanza…
-¿Esperanza?
-Sí… esperanza… Me refiero a que tal vez ella
piense que las cosas cambiarán alguna vez y que tarde o temprano le agrade
alguno… así tiene más opciones, supongo.
-¿Y no le convendría tener más amantes, entonces?
-Sí… por la lógica de la esperanza sí, pero todos
sabemos que a la larga no es conveniente… además está el asunto de los secretos…
esas son cosas engorrosas, si se piensa…
-¿Pero ocurrirá siempre de la misma forma?
-Claro… lo queramos o no existen esas posibilidades… son
parte de todo esto, si se piensa…
-¿Y valdrá la pena?
-No sé... aunque esa es la pregunta, en todo caso…
la pregunta importante, me refiero. La pregunta trascendente, incluso…
-¿Y qué pasa si hasta con amante la posibilidad no
se cumple?
-Sinceramente no lo sé… yo solo planteaba que me
parece una actitud absurda…
-Pues sin contraparte no hay nada absurdo, nada hueón,
como tú decías… menos aun cuando se trata de cubrir necesidades…
-¿Aunque el amante no te guste?
-Si la posibilidad existe, por supuesto que no
importa…
-Pues no me parece sensato.
-Pues nada importante lo es, si lo piensas.
-Entonces prefiero no pensarlo.
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