-Imagínate un viejo postrado en una cama –me dijo-,
en una pieza pequeña.
Yo lo hice.
-El viejo solo tiene dos cosas en la pieza –continuó-, dos cosas que mirar, me refiero… un cuadro
hermoso lleno de colores y una ventana que da a un patio interior, oscuro,
donde invariablemente se observa una pared opaca que está unos metros más atrás…
-¿Por la ventana solo se ve una pared?
-Sí, es un patio mínimo, nadie va ahí, y desde la posición
del viejo solo se ve la pared, tras la ventana.
-De acuerdo.
-Pues piensa que pasa el tiempo, años si quieres…
¿sabes dónde miraría el viejo?
-No entiendo.
-Te pregunto si crees que el viejo miraría el
cuadro hermoso o la pared opaca, tras la ventana.
-Mmm… no sé… supongo que mira ambas cosas –dije.
-Te equivocas… el viejo solo miraría la ventana y
se perdería de ver el cuadro –afirmó.
Yo me quedé en silencio.
-¿No vas a preguntar por qué? –me preguntó
entonces.
-¿Por qué, qué?
-Por qué el viejo observa la muralla a través de la
ventana…
-Ah, eso… pues no lo había pensado… ¿sabes por qué?
–le pregunté.
-Porque la esperanza es una mierda que no se elige –concluyó.
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ResponderEliminarMe he quedado de piedra! jejeje
ResponderEliminar=)