"Los que están vestidos llevan ropas
que nunca han sido suyas".
M. A.
No sé bien dónde, pero recuerdo una frase de la
Lispector donde hablaba de ese momento en que no queremos tener sentimientos.
Pues bien, este es uno de esos momentos.
No entraré en detalles, pero lo cierto es que
tampoco hay detalles, ni situaciones concretas.
Lo que sucede es simplemente que no quiero tener
sentimientos.
En cambio, me gustaría estar en blanco. Funcionar. Vivir
en la superficie.
No suena tan difícil, después de todo.
De hecho, creo que podría, si lo intento.
Pero no es lo correcto.
Y creo que ustedes también lo saben:
Es un lujo que no debemos darnos.
Y es que debemos obligarnos incluso, si fuese
necesario, a tener sentimientos.
Ser conscientes de ellos, más bien.
Estar en contacto con ellos.
Puede ser básico, cursi y estar dicho hasta la
náusea, pero tener sentimientos es en el fondo lo que nos mantiene vivos. Y lo
que permite dar sentido a lo que nos rodea.
Y es bello eso del sentido.
Necesario.
Cansa y agota y hasta a veces hace daño…
Pero qué se le va a hacer.
Debemos obligarnos, decía.
Llorar y sonreír.
Golpear la puerta.
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