lunes, 8 de octubre de 2012

El día que salí en televisión.


Un día salí en televisión.

Fue algo tonto y absurdo y hasta parece mentira.

Estábamos viendo un despacho en vivo, algo sin importancia, en un matinal.

Yo servía el café y ella estaba poniendo unas tostadas en la mesa.

Fue entonces que el periodista habló y yo me vi tras él, de pie, en una calle céntrica.

Ella también me había visto, pero insistió con las tostadas.

Pude notar que estaba nerviosa.

Me sirvió mermelada y yo nunca comía mermelada.

Además me hablaba sobre cualquier tema sin sentido alguno.

Le mostré que estaba en televisión.

Es un despacho en vivo, le dije.

Pero ella solo sonreía y hablaba de casualidades y me preparaba tostadas con lo que tuviera a mano.

Llevábamos un par de años juntos y ese era un día como cualquier otro.

Todo normal salvo porque ahí estaba yo, tras el periodista, con mi camisa negra y la chaqueta que también estaba en el armario.

Fue entonces que el yo que estaba en tv me miró directamente e hizo un gesto que no comprendí.

Luego ella apagó bruscamente la tele con el control remoto.

Es como si no me quisieras, dijo.

Como si desearas estar siempre en otro sitio.

Yo la miré y le expliqué que la quería, que no podía dudar de aquello.

Entonces hablamos un poco más y luego nos besamos.

Ella llevaba solo una polera larga, que usaba como pijama.

Su lengua tenía sabor a mermelada de frutillas.

Sacamos apresuradamente unas cosas de la mesa y ella se tendió de espaldas.

Todo fue un poco más violento que de costumbre.

De hecho, la polera se rasgó y ella insistió en que todo fuese más fuerte.

Lo más que se pudiese, insistía.

La voltee.

Abrí sus piernas violentamente y la agarré de la cintura para controlar como entraba y salía fuertemente de ella.

Vi entonces como se aferraba a la mesa con una de sus manos.

Y observé también cómo de pronto acercó la otra mano hacia el control de la tv y lo arrojó hacia un sillón.

Estábamos sudados y ella gemía con una voz ahogada.

-Te vi arrojar el control –le dije entonces, mientras entraba con fuerza.

Luego seguimos haciéndolo, hasta que olvidamos el asunto.

...

Ese fue el día que salí en televisión.

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